sábado, 31 de enero de 2009

Lars y una chica de verdad

La vida transcurre tranquila para Lars en una pequeña localidad del norte de los EE.UU. Vive en el garaje de sus padres fallecidos.. mientras la casa vecina la ocupan su hermano Gus y la mujer de éste. Tiene un trabajo estable en una oficina y asiste a la iglesia los domingos. Aunque quizás transcurre demasiado tranquila, o al menos eso parece pensar la gente que le rodea, en particular su cuñada Karin y Margo, una compañera de la oficina.

Pero las cosas cambian de manera radical cuando una visita femenina, a la que Lars conoce por internet, llega al pueblo a quedarse con él. La llegada de Bianca, una espectacular brasilleña, altera la vida de Lars y de toda la comunidad, y eso a pesar de tratarse de una muñeca de goma de tamaño real y "anatómicamente correcta" (como insiste un compañero de la oficina).

Ante la particular idiosincrasia de la recién llegada, Karin y su marido Gus, el hermano mayor de Lars, deciden consultar a la Dra. Dagmar que sugiere que lo mejor es aceptar a Bianca y esperar a que sea el propio Lars el que acabe con la fantasía. El pueblo entero se vuelca a seguir los consejos de la doctora convirtiendo a la muñeca en un miembro más de la comunidad hasta que...

Mejor no explicar más. Es una película dulce y tranquila, con una música relajante y un ritmo muy pausado sobre todo gracias al propio Lars, encarnado por un Ryan Gosling que borda el personaje con sus silencios, sonrisas y gestos mínimos. Una historia sencilla que difícilmente podría ser real dado el nivel de tolerancia a la excentricidad que muestran los parientes, compañeros de trabajo y conciudadanos de Lars. Se trata de un ligero cuento de hadas que nos quiere enseñar que a veces aceptar lo inaceptable es la mejor opción. La muñeca Bianca actúa como un desatascador de emociones, no sólo para Lars sino para el pueblo en general.

En conclusión, recomendable para un día tranquilo en el que te apetezca recibir una dosis moderada de optimismo y ternura.


domingo, 25 de enero de 2009

El hijo de Rambow

Si ayer fue Jean-Claude Van Damme, hoy ha sido Johnny Rambo. No, no es que me esté aficionando al cine de acción pura. El hijo de Rambow, como JCVD, no es lo que parece. El título nos sugiere un tipo de película muy distinta a la que en realidad es. Quizás esa "w" final sea un aviso para cinevidentes atentos.

El hijo de Rambow es una película británica que transcurre en Gran Bretaña, lejos de las selvas vietnamitas o los desiertos afganos. Y sus protagonistas infantiles no se enfrentan a ningún enemigo cruel en una guerra sin cuartel. La película cuenta la historia de un par de chavales que tras ver Acorralado, la primera película de la saga Rambo, deciden rodar una secuela para un concurso de la BBC para jóvenes cineastas. Los niños verán como su vida familiar, complicada aunque por motivos bien distintos, interfiere en su proyecto fílmico. Es una historia de amistad, que, si quereis, apela a recursos sentimentales facilones, pero, aún asi o quizás gracias ello, muy resultona.

En conclusión, una películita simpática que explica una historia original, adecuada para echarse unas sonrisas y alguna que otra lagrimita.


sábado, 24 de enero de 2009

JCVD

JCVD... Jean-Claude Van Damme. Las cuatro letras que dan título a esta película son las iniciales del que probablemente es el ciudadano belga más famoso.

Tengo que reconocer que nunca antes había visto una película suya. Ni siquiera era un tipo que me cayera especialmente bien. Aunque tampoco particularmente mal. Sus películas, y ahí hablo sin información directa, entran en el grupo "cine de mamporros de mediano presupuesto", una categoría que no figura entre mis preferidas.

Hace unos 10 años, en Estados Unidos alguien me dijo que mi acento hablando inglés sonaba como el de Van Damme. Ese día fue el que más cerca estuve de interesarme en el actor y su trabajo.

A pesar de todo, cuando leí de que iba la película pensé que quizás valía la pena verla. Y cuando ví el póster, decidí que la vería. La motivación no fue suficiente para arrastrarme a una sala de cine pero sí alcanzó para animarme a alquilarla en DVD. Y así lo hice. Y no me arrepiento.

JCVD cuenta la historia de un actor de películas de acción baratas, de nombre Jean-Claude Van Damme, al que las cosas no le van bien ni en el plano personal - donde su divorcio parece que le apreta económicamente - ni en el profesional - donde la edad no perdona y su oportunidad de dar el salto al cine de calidad parece ya perdida. En ese mal momento, nada hay mejor que regresar a la seguridad de las raíces y así, se toma unas vacaciones a su Bélgica natal. Pero lo que tenía que ser un plácido descanso, se complica cuando se ve involucrado en un atraco con rehenes de un banco en Bruselas. Podríamos esperar que a partir de esa premisa, JCVD empezaría a patear culos para acabar desfaciendo el entuerto pero no es exactamente así.

Sería fácil calificar la película de autoparodia, pero a mí no me lo parece. Es cierto, que el actor se representa a el mismo, que los belgas son presentados como una nación devota a la estrella de Hollywood y que el ocaso como actor de acción le ha de llegar pronto al acercarse a los 50. Pero, en la película hay bastante más que eso. Hay una historia bien construida e interpretada que permite a Van Damme dar algo más que cuatro patadas. No se muy bien si gracias a un guión favorable o a la posibilidad de usar su propio idioma (la película es en francés), Van Damme nos descubre una muy buena capacidad interpretativa con largo monólogo incluído.

En conclusión, la película no me ha impactado tanto como para repasar la filmografía de Van Damme ni hacerme fan de su página en facebook, pero es una buena pequeña película alejada del cine de mamporros habitual del actor.


domingo, 18 de enero de 2009

Quantum of Solace

En mi experiencia, las películas de James Bond siempre se habían podido ver como obras independientes, como historias con un principio y un final. Pues bien, parece ser que ya no es así. Quantum of Solace es algo así como la segunda parte del Señor de los Anillos, y yo, ignorante de mí y bastante desmemoriado ya no recordaba casi nada de la primera. Así, sin antecedentes, ya empezamos mal, estas cosas se avisan, ¡por favor!

Gracias a las aclaraciones entrecortadas y en susurros de Inma he podido ir reconstruyendo algo de esa historia previa. ¿Quién demonios es Vesper? ¿Qué relación tienen 007 y ese agente retirado italiano, primero antagónica y luego de amigos del alma? ¿Quién es el tipo de la última escena? Dicho esto, creo que queda claro que mi opinión sobre la película no es excesivamente positiva. Más bien, he salido del cine sintiéndome un poco estafado.

Entiendo que alguien puede acusarme de falta de interés o recomendarme un tratamiento de mejora de la memoria, así que voy a dejar este tema y tratar de ir más allá. ¿Es la película entretenida? Sí claro. Es lo mínimo que se le puede exigir a la saga. Peleas, persecuciones y explosiones sin reparar en gastos suelen mantenernos a los espectadores distraídos, sin duda una de las funciones básicas del cine. Aún así, la trama no tiene “mucho nada” y para mí falta el componente erótico/sensual de otras peliculas de la serie.

En Casino Royale, Daniel Craig irrumpía como James Bond y, aunque no recuerde los detalles de la trama, no he olvidado mi impresión general. Era un estupendo James Bond que se distinguía de otros previos en: a) su gran capacidad atlética en el enfrentamiento con los malos, con grandes dosis de violencia desde y hacia 007, y b) la potente carga erótica que emanaba de su fenomenal físico y sus actitudes. De hecho, mi impresión fue que el realizador había decidido arrebatar el papel sensual de las “chicas Bond” para dárselo al propio Bond.

Pues bien, ese erotismo está ausente en Quantum of Solace. Craig no explota ese aspecto y las chicas tampoco. La guapísima Olga Kirilenko nos muestra su belleza pero su personaje nunca entra en un juego al que tampoco le invita el agente (inexplicable por su parte). La única interacción romántica entre ambos es un casto beso de despedida.

Sin sexo, nos queda la violencia. La película es un continuo de peleas espectaculares, persecuciones en vehículos diversos y explosiones inexplicables, por supuesto casi siempre trepidantes y muy bien rodadas, aunque en algún caso (la escena inicial, por ejemplo) algo confusas y embrolladas.

En conclusión, se puede ver, pero mejor repasar antes Casino Royale. Y si no la ves… pues tampoco te agobies.