lunes, 17 de agosto de 2009

Up

Hacía ya mucho tiempo que tenía abandonado el Cinematómetro. En parte, porque a un período de trabajo intenso siguieron las vacaciones, y también en parte, porque en mis últimas visitas a las salas de cine casi ninguna película me provocó las ganas de escribir, ni por buena ni por mala. Y sin ganas de hacer algo pues ... casi mejor no hacerlo.

Hoy he ido al Megapark de Barakaldo, a ver Up, en pantalla enorme y 3D. Hacía mucho tiempo que no iba al cine a ver animación y he salido más que satisfecho. Como con tantas películas del género te asalta esa duda de "esta película, ¿era para niños?, ¿les habrá gustado?" No lo sé. No había muchos niños en la sala, era una sesión vespertina y parece que la mayoría habían ido a las sesiones más tempranas. Supongo que sí, que les habrá gustado. La película tiene personajes multicolores (Kevin), un secundario humorístico (Dog), y hasta un niño regordete (Russell). Y bastante acción. Pero más allá de esos elementos importantes hay una historia que no puedo calificar más que de entrañable, de esas que te llegan a hacer pensar que todo esto de la vida tiene un sentido, de las que te susurran que hay que ser más romántico, más soñador. Y curiosamente el héroe (Karl Frederiksson) es un jubilado, un anciano. Pero no sólo eso, el villano (Mentz) también debería cuidar sus articulaciones porque incluso supera en edad al héroe. Vamos que los protagonistas son dos "viejunos" (que diría Mariano) con lo que la peli supone un pequeño homenaje a la tercera edad.

Los dos protagonistas persiguen unas metas que deberían haber alcanzado hace muchos, muchos años. Para Karl es la búsqueda de un sueño, un sueño durante mucho tiempo compartido que ya no se puede compartir. Para Mentz es la necesidad de completar una misión obsesiva por cuyo fracaso cayó en el aislamiento y quizás la locura.

¿Y el 3D? ¿Qué pasa pues con el 3D? Pues la verdad es que no le presté mucha atención. La historia era buena y la cosa estaba suficientemente bien hecha para que uno se olvidase de las aparatosas gafas (superpuestas a las ya habituales lo que me convertía en un seisojos, me temo). No había grandes aspavientos para el lucimiento de la técnica sino más bien al contrario, todo era muy natural. Quizás, y lo digo casi como una reflexión a posteriori (no tanto como algo que notase durante la película), lo más remarcable era la sensación de vértigo casi permanente.

En conclusión, una bonita historia brillantemente ejecutada sobre sueños y obsesiones que podría haber sido protagonizada por Morgan Freeman y Clint Eastwood si hubiese sido un film con actores de carne y hueso. No despreciéis el poder del helio!!

¡Ah! Y no lleguéis tarde, el corto que se proyecta antes, "Partially clouded", es una pequeña joyita.



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